¿Sabías que uno de los dulces más emblemáticos de Francia tiene orígenes en una antigua batalla en Viena?
Aunque el croissant se conozca como un dulce francés, nació como un símbolo de victoria en la capital de Austria.
Para ilustrar la invención del croissant nos tenemos que remontar al siglo XVII, concretamente al año 1683 cuando ocurrió el Segundo Sitio de Viena por parte del Imperio Otomano.
Para los que no sepan qué significa “Sitio” en este contexto (lo he tenido que buscar), se trata de una estrategia de guerra donde el objetivo es rodear una ciudad para impedir que sus defensores reciban apoyo o suministros, y forzarlos a rendirse.
Viena era un lugar clave, situado en el corazón de Europa, y si caía bajo control otomano, abriría la puerta para una expansión masiva del Imperio hacia el oeste.
El primer Sitio no tuvo éxito, pero en esta ocasión el ejército estaba más preparado y era muy superior en número con respecto al vienés.
Para hacer frente a esta batalla que se empezó a librar en julio del 1683, el emperador de la época, Leopoldo I, tuvo que pedir ayuda internacional para formar una alianza cristiana combativa.
Esta unión se le llamó “La Santa Liga” y la conformó el Reino de Polonia, el Sacro Imperio Romano Germánico y otros Estados cristianos, como el Gran Ducado de Lituania.
Uno de los planes que tuvo el ejército otomano fue cavar un gran hoyo en una zona de la muralla y desde ahí empezar la invasión.
Foto capturada de Wien Geschichte Wiki
Mientras el ejército otomano cavaba en la oscuridad, los panaderos de Viena, acostumbrados a madrugar, escucharon el inusual ruido bajo las murallas y rápidamente alertaron a las autoridades.
Este aviso crucial salvó la ciudad de una invasión sorpresa.
Los vieneses se burlaron de sus enemigos con la creación de un pan en forma de media luna (Kipferl), simbolizando cómo, literalmente, 'se comieron' a los otomanos.
Kipferl (media luna, cuerno pequeño)
La batalla final tuvo lugar en la colina Kahlenberg donde la Santa Liga pudo hacer frente al ejército otomano, alzándose con una gran victoria.
Se dice además, que al terminar la batalla, los vieneses comprobaron los sacos que dejaron los otomanos al lado de las murallas, y para su sorpresa, vieron que estaban llenos de granos de café.
Este hallazgo dio lugar a la famosa 'Cultura del Café Vienés', con elegantes cafés donde los intelectuales se reunían para debatir, escribir y filosofar. Una tradición que sigue viva a día de hoy.
Pero entonces, ¿cómo llegó el croissant a Francia?
Por un lado, María Antonieta, reina de origen vienés, se mudó a París en 1770 para casarse con el futuro rey Luis XVI.
Ella, estando en el palacio de Versalles, echaba mucho de menos el pan Kipferl y como era muy caprichosa mandó a los panaderos de la corte a hornear este pan.
Mientras que el Kipferl vienés era más denso, los panaderos franceses transformaron la receta, utilizando masa de hojaldre, lo que dio lugar a un croissant más ligero y crujiente, la versión que conocemos hoy.
Otra de las hipótesis sugiere que August Zang, pastelero austriaco, se mudó a París en 1829 y abrió una panadería llamada “Boulangerie Viennoise” (panadería vienesa).
Ésta tuvo muchísimo éxito introduciendo el Kipferl y otros tipos de dulces y técnicas en la cultura francesa.
Panadería vienesa en París de August Zang
Así que la próxima vez que disfrutes de un croissant en tu desayuno, recuerda que se originó de una batalla en Viena y se popularizó años más tarde en las pastelerías parisinas.
¿Dónde disfrutar de un buen croissant en Viena?
Si visitas Viena y quieres probar croissants acompañados de un café Melange (muy similar a un capuchino), aquí te dejo algunas recomendaciones personales:
L'Amour du Pain: Se encuentra en el distrito 6, en una calle paralela a la calle comercial Mariahilferstraße. El local tiene una fachada estilo parisino y en verano disponen de una pequeña terraza. Su interior es pequeño y mucha gente pide croissants y otros dulces para llevar.
Ährnst - Backwaren e.U.: Un pequeño y encantador lugar en el distrito 7, donde encontrarás croissants frescos y rellenos de crema de pistacho, almendras, etc. Se trata de un negocio local donde el mismo propietario hace los croissants y vende alimentos de origen cercano y artesanal. No es una cafetería. Abre de jueves a sábado por las mañanas.
Paremi: Está ubicado en el corazón del distrito 1 y es conocido por sus deliciosos croissants y otros pasteles de inspiración francesa. La cafetería es grande y bastante concurrida. Tiene un toque romántico y es ideal para disfrutar de una merienda en el centro de la ciudad.
Y hasta aquí ha llegado la masa y el azúcar por hoy. ¿Qué te ha parecido esta historia? ¿Te apetece seguir aprendiendo sobre Viena? Te leo en los comentarios 🥐☕
Croissant y café Melange de la cafetería L'Amour du Pain
Que interesante saber que el croissant, se origino de una batalla de Viena y luego se popularizo en Francia.
Y tambien seria intetesante saber cuales son sus ingredientes.
Tiene bastante aceptacion hoy dia, ya que se combina muy bien, tipo bocadillo.