¿Te acuerdas de la anterior publicación sobre el deporte? Se me olvidó mencionar que ir a la peluquería en otro país donde no has crecido es un deporte de riesgo que me ha tocado practicar 😂.
Si de por sí ya es difícil encontrar a tu peluquero/a perfecto/a con el que te puedes comunicar en tu idioma materno, súmale la complicidad al intentar explicar lo que quieres en un segundo o tercer idioma que no dominas tanto. De ahí a que recurras a la táctica de enseñar una foto para que sepan cómo quieres que te dejen el pelo. Sin embargo, a veces, no consigues el resultado deseado. Es como el meme de “lo que pides en Aliexpress” versus “lo que te llega”.
¡Ah! ¿Sabías que en alemán no “no vas a cortarte el pelo” (porque eso significaría que lo harías tú) sino que “dejas que te corten el pelo” (lo hace otra persona)? Sí, en alemán se dicen muchas cosas totalmente diferentes al español y los no-germano parlantes cometemos estos fallos al hablar, aunque lo hayamos estudiado. Porque en el momento que lo dices, al rato o si alguien te corrige, te das cuenta de que lo has formulado incorrectamente. Sobre el idioma alemán puedo escribir gerne una o más publicaciones.
Voy a remontar a mis primeras veces yendo a la peluquería. Creo que los primeros meses usé el comodín del público, véase, cortar el pelo en España. Pero con el tiempo sabía que no iba a ir a España cada 3 ó 4 meses, así que me tocó aventurarme a la tarea de elegir peluquería y probar suerte.
Si mal no recuerdo, se me antojó darme mechas rubias para tapar unas canas y desde ese entonces, me he vuelto rubia. ¿Cómo empezó todo? Empezó en una peluquería en mi barrio turco que desde el escaparate parecía un local de confianza. Antes de ir, me estudié palabras básicas para hacerme entender. Cuando entro, le explico en alemán a la peluquera que estaba en la recepción lo que quería y tras varios intentos por hacernos entender, se dirige a otra peluquera y le explica lo que quiero hacerme.
La peluquera de la recepción era turca y la que finalmente me atendió era de Albania, si no me falla la memoria. Pongo énfasis en las nacionalidades porque esta experiencia tuvo gracia. Entonces, mi comunicación inicial fue en alemán, entre ellas creo que hablaban turco, la peluquera que me atendía no sabía alemán así que empezó a hablar en inglés conmigo, pero al yo decirle que era de España, cambió al italiano porque lo había estudiado. Y desde ese momento intentamos comunicarnos el resto del tiempo entre italiano y español. Vamos, un popurrí de idiomas.
Por cierto, mientras empecé a redactar esta publicación, Marina González que se encuentra en Instagram como @psicologaexpat , creaba encuestas para sus seguidores sobre las problemáticas de vivir en el extranjero, y entre ellas salió el tema de ir a la peluquería.
Toda esta historia no salió bien, recuerdo que no me gustó nada cómo me dejaron. Y para colmo, algo que ocurre frecuentemente en Austria y Alemania, es que no aceptan los pagos en tarjeta. Por lo cuál, si te pilla desprevenida sin más de 100 euros en la cartera, te tocará dejar una tarjeta identificativa como “seguro”, mientras vas al cajero más cercano a sacar dinero.
La frase “nur Barzahlung möglich” (solo pagos en efectivo) o la palabra “Bargeld” (dinero en efectivo) no te pillarán por sorpresa si llevas viviendo un tiempo por estas tierras. Ya que se estila, no solo en peluquerías sino también en muchos locales de restauración, el pago en efectivo. De ahí a que advierta a mis amistades y gente que me pregunta por recomendaciones de Viena, el llevar unos cuantos billetes por si acaso. O mejor aún, preguntar antes de sentarte si aceptan pagos con tarjeta. Sobre el tema propina “Trinkgeld”, mejor no me meto porque daría para otro post.
Continúo con las siguientes experiencias en la peluquería. Habrás adivinado bien que a la primera no volví, por lo que fui a probar suerte en otra de mi mismo barrio. Esta vez me atendió un peluquero húngaro y con él entre inglés y alemán me hice entender. No sé por qué, me ha dado casi siempre la sensación de que un peluquero llega a captar más lo que quiero o son más directos aconsejándote. No quiero levantar aquí una lucha de géneros, solo ha sido mi percepción. Esta vez sí que salí contenta, cogí una tarjeta con su nombre y me dijo que salvo los lunes, atendía el resto de los días. Repetí unas cuantas veces hasta que un día ya no lo encontré trabajando más en ese salón 😥.
¡Qué rabia, otra vez a meterme en la ruleta de la suerte encontrando a un nuevo/a peluquero/a!
Sigo probando peluquerías en mi barrio. Esta vez no me baso en la apariencia de los escaparates, sino que investigo un poco en internet y en una aplicación llamada Treatwell donde puedes ver la oferta de tratamientos corporales, peluquerías, salones de manicura y pedicura. Me fie de una peluquería con alta puntuación y buenas valoraciones. Reservo ese salón a través de la aplicación (me costó bastante entender los conceptos de los servicios) y voy un sábado. Al llegar a la cita le explico lo que quiero y parece ser que había reservado el servicio incorrecto o quizá, yo tampoco sabía si quería mechas en todo el pelo o solo en las raíces.
Me dejé llevar por la recomendación y me atendieron entre 2 y 3 peluqueros en esa mañana (dos peluqueras haciéndome las mechas) y otro que lavaba los cabellos. Salí más o menos contenta y por eso pensé en repetir. La segunda vez no salió bien, tuve una experiencia de pesadilla. Otra vez me pasa que reservé el servicio incorrecto por la aplicación, me atienden varios peluqueros y con mucho tiempo de espera entre un proceso y otro porque estaban desbordados y al final el resultado fue tricolor: mechas rubias, rosas y naranjas. Para colmo, la broma me costó más de 200 euros (no me he equivocado con el precio).
Recuerdo haber sacado una foto de la factura porque no me lo podía creer y si alguien dudaba de mi experiencia, tenía la prueba tangible. O más bien saqué una foto para tenerlo como recuerdo de que no puedo permitir que me engañen otra vez. Porque, en este caso sentí que me engañaron con los precios cargando sumas de “pelo largo” cuando mi pelo es “medio” o extras como rellenar el tinte más de una vez. Y para más inri, ese día estaba lloviendo y cuando salí de la peluquería me tapé con la capucha del abrigo para que el trabajo del secador no hubiera sido en vano. En fin, una para saber y otra para aprender. Otra peluquería a la que no volveré.
Llegó el momento de elegir una nueva peluquería. ¿Pero cuál? Tiré de contactos, o sea de amigas o de amigas de amigas que se hubieran teñido el pelo para coleccionar recomendaciones y de ahí elegir la mejor propuesta. Lo cierto es que muchas de mis amigas solo se cortan en pelo, o se lo cortan en su país natal, pero no se tiñen, así que no tuve realmente mucha recomendación. Hasta que vi que mi mejor amiga se animó a hacerse mechas por primera vez con su peluquera búlgara y salió contenta. Decidí probar con ella.
Se trataba de su propio negocio - un local de unos 10 metros cuadrados cuyo nombre del salón es el suyo personal. Cuando entro, me recibe con una bonita sonrisa y ahí tengo la sensación de que todo va a salir bien. Como no sabía búlgaro, estuvimos hablando en alemán. Empezamos a charlar y me transmitió dulzura, tranquilidad y bastante cercanía.
Pasamos juntas como 4 horas, era su única clienta de la tarde y hablamos de todo. Ella me confesaba que su trabajo le permitía saber muchos secretos e historias de vidas ajenas y que si algún día tuviera que hablar, muchas parejas e historias se romperían. Las/os peluqueras/os son como psicólogos que no pasan consulta oficialmente.
Salí contenta con el resultado y volveré a repetir con ella porque no solo se trató del resultado sino de cómo me hizo sentir. Incluso, se ofreció a ayudarme con una gestión privada fuera del salón y cumplió su palabra. Espero que no cierre su negocio o deje de trabajar por un tiempo.
Y para terminar, la pregunta del millón:
¿Cuánto cuestan los servicios de peluquería en Viena?
Escogiendo los servicios de peluquería en un salón de Viena que me muestra la aplicación Treatwell, menciona que los precios de caballero (rapar, cortar, lavar, teñir, etc) van desde los 15€ hasta los 55€.
Para mujeres hay muchísima más variedad de precios y dependerá, al igual que del hombre, de la ubicación del salón, del largo del pelo, entre otros. Para la mujer, solo un corte de pelo cuesta 22€, pero si le añades lavar y secar al corte se te queda en unos 43€ aproximadamente. Y si vas eligiendo servicios de teñir u otros parecidos te puede llegar la factura hasta los 200 euros o más.
Y hasta aquí la aventura o desventura de ir a cortarse el pelo o como se diría en alemán, dejar que me corten el pelo.
¿Tienes alguna anécdota que quieras compartir? Iniciamos debate en los comentarios.
Friseur Hair Renate
Jaja tienes toda la razón! Cortarse el pelo en otro país es un deporte extremo . Me gustó mucho me hizo recordar todas las veces que me ha tocado confiar en sugerencias de amigos y familia cuando no estoy en mi país. Me río ahora de la experiencia que fue algunos me gustaron y otros odié el resultado jaja
Hola Elena! Estoy viviendo en Viena y ando desesperada con las peluquerías 😂 te iba preguntar cual es el salón de la chica Búlgara, porque yo empecé a teñirme por mi cuenta de pelirrojo para mantenerlo, porque estaba teñida desde España pero no soy profesional y quiero tenerlo de una vez decente! Gracias 🫂